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Estrategias lumínicas con las que crearás diferentes ambientes y conseguirás ahorrar

La iluminación es un factor clave para construir espacios confortables. Ya sea natural o artificial, los seres humanos necesitamos la luz para vivir. De hecho, es fundamental para la metabolización de la vitamina D implicada en la absorción del calcio y, además, su ausencia está directamente relacionada con algunas alteraciones en los estados de ánimo y en diversos ciclos de actividad del organismo. En esta entrada te vamos a hablar de sus diferentes tipos y te mostraremos estrategias que te ayudarán a generar diferentes ambientes y, de paso, ahorrar en tu factura de la electricidad.

Tipos de luz: ¿cómo los clasificamos?

La clasificación más básica que hacemos es aquella que distingue entre luz natural y luz artificial. La primera es la que proviene directamente de la naturaleza, principalmente del sol, y la segunda es la que puede ser manipulada por el hombre y se produce principalmente gracias a la energía eléctrica. 

A partir de ahí, atendiendo a diversos factores, es posible hacer muchas otras diferenciaciones. Así, por ejemplo, si nos adentramos en el terreno de la iluminación en el campo de la fotografía podemos hablarte de luz principal (la más potente), de relleno (para disimular sombras), de contrapicado, cenital, contraluz, frontal, lateral, semilateral, etcétera.

Si te hablamos de interiorismo, podemos referirnos a la iluminación de ambiente o de exposición, la puntual o focal y la decorativa. Y en lo que respecta a la tecnología empleada, distinguimos entre iluminación incandescente o tradicional e iluminación LED. A su vez, estas lámparas LED tienen capacidad para crear tres tipos distintos de luz, en función de los grados Kelvin que produzcan las bombillas:

  • Luz fría: su nivel de luminosidad es bastante alto y tiene una tonalidad azul. Produce unos 5800 K y se usa en lugares donde es necesaria una gran cantidad de luz, como almacenes y sótanos, garajes, oficinas, centros comerciales y tiendas, salones de clase…
  • Luz cálida: produce unos 3000 K y se usa para generar ambientes acogedores, por lo que suele ser habitual en el hogar.
  • Luz pura: es común su empleo en el alumbrado público y en centros de trabajo, así como en baños públicos y cocinas industriales. Produce unos 4500 K.

Por lo general, debes saber que a mayor número de grados Kelvin más blanco será el tono de la luz, mientras que cuanto menor sea el tono se volverá más amarillento. La iluminación LED es más eficiente y sostenible que la tradicional, ya que su consumo energético es menor y su vida útil más prolongada.

¿Cómo diseñar la iluminación de tu hogar?

Un buen proyecto de iluminación ha de ser eminentemente funcional y, sobre todo, tener la capacidad de equilibrar de la manera más eficiente la luz natural y la artificial. El uso correcto de las fuentes de luz, así como el tipo y la disposición de las mismas, te va a permitir recrear diferentes ambientes en tu hogar. El objetivo que debemos perseguir es generar espacios acogedores y confortables.

Diseñar adecuadamente la iluminación de cada estancia va a depender de las actividades que vayas a desarrollar habitualmente en cada una de ellas. Una iluminación bien desplegada va a provocar que tu casa sea más habitable, y te va a brindar otros beneficios tangibles como optimizar la eficiencia energética y, por consiguiente, ahorrar en tu factura potenciando la luz natural y las tecnologías de última generación.

Tres fases importantes

Sobra decir, por tanto, que es prioritario aprovechar al máximo la claridad que entra por tus ventanas. A partir de ahí, dividiremos el proyecto de iluminación de tu vivienda en tres fases diferenciadas. La primera será en la que definamos la iluminación general, aquella que sirva de base y que nos proporcionará una luz uniforme. La conseguirás con las clásicas lámparas de techo, que no faltarán en cada una de las habitaciones.

El siguiente paso tiene que ver con diseñar la iluminación ambiental, por lo general tenue y discreta. La utilizamos en determinadas estancias como el salón, la sala de estar o las habitaciones para construir un ambiente agradable, una atmósfera relajada que incite al descanso. Instalar reguladores en los interruptores nos ayudará a controlar la intensidad de la luz en cada momento.

Por último, trabajaremos la iluminación funcional, que es la que vas a necesitar en zonas muy concretas en las que desarrollarás una actividad determinada. Por ejemplo, la cocina, el cuarto de baño o un lugar para la lectura. La tendrás a través de focos y lámparas auxiliares, que podrás dirigir hacia el punto concreto en el que la necesitas. La iluminación funcional es la que prima en entornos de trabajo y áreas comerciales.

En conclusión, la correcta iluminación de espacios hará posible que disfrutes de diferentes ambientes y optimices el consumo energético. Como has podido leer en este artículo, la clave está en apostar por la luz natural siempre que sea posible y en utilizar tecnología LED para la iluminación artificial.